En entornos cargados de aerosoles que pueden estar contaminados con Legionella es necesario y posible definir los peligros potenciales y elaborar un plan de autocontrol que se adecue a las características particulares de cada instación.
Es mejor tratar cada instalación como “única”, no copiando, ni utilizando planes de otras instalaciones o equipos, por muy similares que parezcan las instalaciones. Cada una de estas tiene que ser analizada, independientemente, teniendo en cuenta los equipos, y sus propias características.
Un plan de autocontrol permite y obliga a todos los diferentes niveles de la empresa a trabajar de forma conjunta para poder demostrar con efecto retroactivo en caso de que surja un problema que se han llevado a cabo todas las medidas para evitarlo. Un plan de autocontrol pues no es un documento que se rellene de vez en cuando y luego se archive, si no que es un documento que debe estar siempre a mano. Es nuestra «metodología de trabajo» para el control de la legionela de nuestra instalación.
Hay que ser sistemáticos en la elaboración del plan de autocontrol, debe ser de fácil uso y sencillo de comprender. Todo debe estar documentado de forma escrita y que un plan de autocontrol funcione y sirva , requiere el compromiso de todos los implicados en el mismo. Hablamos pues que desde gerencia de la empresa, institución, centro deportivo…etc, hasta el personal que debe ejecutarlo en la práctica, han de tener claro que el plan de autocontrol si no se sigue y rellena adecuadamente, es sólo papel.
No debemos olvidar que el titular de la instalación es el responsable de evitar la exposición de la población a la Legionella y un plan de autocontrol bien realizado y cumplimentado, es una defensa del establecimiento, delante de cualquier problemática que pueda surgir.
Micronela está a vuestro servicio para la elaboración de planes de autocontrol adecuados a cada una de vuestras instalaciones.